Helen Parr y su suegra, la tía Cass, estaban pasando una tarde perezosa en su acogedora morada cuando surgió el tema del sexo.Como la conversación se calentó, también sus deseos.La idea de una forma masiva de ébano fálico entró en la discusión, y antes de que lo supieran, se encontraron disfrutando de un encuentro caliente con una colosal polla negra.La vista del miembro monstruoso era demasiado tentadora para resistirse, y ansiosamente se turnaron para complacerlo con sus bocas, sus caras cubiertas de piel caliente y húmeda.La sensación del enorme eje de ébono fue abrumadora, y se recrearon en el placer que les trajo.La experiencia fue tan intensa que parecía difuminar las líneas entre la realidad y la animación, creando una calidad surrealista, de otro mundo a su encuentro.Esta no era su tarde promedio pasada con la familia; era un viaje salvaje e inolvidable en el reino de lo absurdo y lo erótico.