Después de que mi primo paso tuvieron el atrevimiento de meter bruscamente a mi tío paso, no pude evitar restringirlo.Sus acciones estaban más allá del pálido, y sabía que tenía que enseñarle una lección.Como castigo, decidí llevarlo en mi garaje y mostrarle cómo se veía la verdadera disciplina.Empecé dándole un sabor a mi dulce coño, asegurándome de que entendiera la gravedad de sus acciones.Luego, dejé que me follara, duro y rápido, mientras gemía y gemía de placer.Pero la diversión no se detuvo ahí.Lo empujé aún más, llevándolo profundamente dentro de mí y asegurándose de sentir cada centímetro de mi enojo hacia él.Era un encuentro salvaje y hardcore que nos dejaba a ambos sin aliento, pero que valía la pena.Ahora, sabía que no volvería a cruzarme.